martes, 7 de junio de 2011

Lecciones de una actriz porno japonesa para triunfar en China

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En los últimos meses, Sora Aoi ha aparecido retratada en prestigiosos semanarios económicos japoneses, en diarios controlados por el Partido Comunista Chino, en la agencia de noticias Xinhua, en anuncios callejeros vietnamitas, en la televisión del país con más musulmanes del mundo(Indonesia), e incluso en la prensa estadounidense. También ha dado conciertos, ha actuado en películas de miedo, ha compartido su opinión en charlas sobre cine, ha organizado campañas benéficas y ha cobrado por asistir a galas y eventos de altos vuelos.

Le precede su extensa filmografía, con títulos tan sugerentes como Sora te aliviará enormemente, Húmeda y tierna, La secretaria masoquista o El zombie de las tetas grandes. Esta actriz porno japonesa con cara de niña inocente y cuerpo de todo lo contrario, es un verdadero fenómeno de masas en Asia, pero sobre todo en el país donde más difícil lo tenía: en China. Difícil porque su nacionalidad es la del archienemigo y porque su profesión, además de estar prohibida por ley, sigue suponiendo un escándalo moral, aún a pesar de los cambios sociales de los últimos años.

Lo cierto es que Sora Aoi ostenta ya varios records en el gigante asiático. El último lo consiguió en noviembre del año pasado en Sina (el Twitter chino), donde sumó 224.144 seguidores en sus primeras 24 horas. Nadie había logrado tanta atención en tan poco tiempo. Y la fiebre sube: mientras redacto estas líneas, su cuenta alcanza los 2.973.772 fans. No se esperen nada subido de tono. Sus mensajes contienen descripciones del calibre de: “He cenado en un restaurante precioso. Ahora estoy agotada y me voy a dormir”. De hecho, entre sus seguidores hay muchas mujeres, la mayoría muy jóvenes. Chicas que dicen no haber visto ni un solo un fotograma de pornografía, pero que admiran su forma de vestir, así como la inocencia y dadivosidad con la que observa el mundo que le rodea.

¿Pero cómo ha conseguido conectar con el público chino de esa manera? Descartando la respuesta fácil (actrices porno hay miles en la red y ninguna ha despertado tanto interés), el asunto ha ocupado últimamente a analistas y expertos de marketing, interesados en sacar lecciones de su experiencia para hacerse un hueco en la industria cultural china, que mueve ya cerca de 150.000 millones de euros y para la que se espera un crecimiento anual superior al 20 por ciento. Al parecer, la “fórmula secreta de Sora” pasa por combinar naturalidad, sencillez y un inusitado interés por China, por sus tradiciones y su cultura.

La actriz ha conseguido lo imposible: que el hecho de haber nacido en el país que sometió y humilló al pueblo chino se convierta en un punto a su favor. Muchos chinos creen que los japoneses les miran por encima del hombro y reaccionan con agrado al sentirse mimados por una de sus estrellas. Sora Aoi lo hace: ignorando la vieja rivalidad, se maneja en mandarín, estudia caligrafía y se declara una apasionada de la cocina, las tradiciones y el progreso económico chino. Además, se ha esforzado por recoger fondos y solidarizarse públicamente cada vez que se desencadena un desastre natural o algún tipo de desgracia. “Yo no la veo como una actriz porno. Es una buena chica. Si pudiera, me casaría con ella”, dice un internauta en uno de los muchos foros dedicados a la actriz.

Una pasión prohibida

La pasión de sus seguidores roza a veces el delirio. Hace poco más de un mes, sus guardaespaldas tuvieron que abortar su participación en una feria de automóviles, ya que no estaba claro que la barrera de seguridad fuera a resistir ante la locura que desató su sonrisa. Aunque se pasea sin problemas por toda la geografía del gigante asiático, sus películas, como cualquier material pornográfico, no se comercializan en China y quienes la siguen lo hacen por Internet, o acudiendo al mercado negro. No resulta difícil: en la mayoría de las ciudades hay pasos subterráneos, plazas o parques donde decenas de ambulantes ofrecen DVD piratas con películas porno, sin disimular demasiado.

“En China es imposible comprar una copia legal de sus películas, pero a ella no le importa. Le gusta que nos descarguemos su cine. En Internet responde en chino a muchos mensajes. Conozco otras actrices porno japonesas, pero ella es la única que se preocupa por los chinos”, explica otro comentarista entregado, en un foro dedicado a la actriz. A pesar de la censura, su nombre (escrito en caracteres chinos) recibió 41 millones de impactos en Google, más que la mayoría de las estrellas nacionales, incluido que el baloncestista Yao Ming. Y, por supuesto, mucho más que los referentes más internacionales del país, como Confucio o Mao Tse-Tung.

Sora Aoi tiene sus detractores, especialmente entre los radicales nacionalistas. En los foros hay quien denuncia que la actriz encarna un “intento más de los agresores imperialistas para herirnos. En el pasado fue el opio, ahora es la pornografía. La próxima guerra entre China y el extranjero será la guerra del porno”. “Así es la gente de nuestro país”, se queja otro internauta, “Nos pasamos el día hablando de oponerse a Japón, de ser anti-japoneses… ¿Y ahora actuamos así? Una panda de ignorantes y despreciables cobardes”.

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